Talibán prohíbe entrada a mujeres afganas a la universidad
Los gobernantes talibanes de Afganistán ordenaron la prohibición indefinida de la educación universitaria para las mujeres del país, informó el Ministerio de Educación Superior en una carta enviada a todas las universidades gubernamentales y privadas.
“Se les informa a todos ustedes que deben aplicar la mencionada orden de suspensión de la educación para las mujeres hasta nuevo aviso”, indicaba la carta firmada por el ministro de Educación Superior, Neda Mohammad Nadeem.
El vocero del ministerio, Ziaullah Hashimi, que publicó la carta en Twitter, confirmó la orden en un mensaje de texto enviado a la agencia de noticias Agence France-Presse. “Mis alumnas están desconsoladas y no sé cómo consolarlas”, comentó Meena, de 52 años, profesora en Afganistán que utilizó un seudónimo por temor a represalias. “Una de ellas se mudó a Kabul desde una provincia remota, superando tantas dificultades, porque logró entrar a una prestigiosa universidad de aquí. Hoy se han hecho añicos todas sus esperanzas y sueños”.
Meena, que estudiaba en la universidad cuando los talibanes tomaron el poder por última vez a finales de la década de 1990, comentó que comprendía perfectamente los temores de sus alumnas. “Perdí muchos años de mi educación la última vez que ellos estuvieron en el poder. Y el día que los talibanes tomaron Kabul, supe que les prohibirían a las jóvenes ir a la universidad”.
“Pueden parecer un grupo que ha cambiado, con sus teléfonos inteligentes, sus cuentas de redes sociales y sus bonitos autos, pero son los mismos talibanes que me negaron la educación y que ahora están matando el futuro de mis alumnas”, señaló.
La profesora Manizha Ramizy, activista por los derechos de la infancia exiliada, comentó que recibió mensajes de pánico de sus alumnas: “Están asustadas y aterrorizadas, contemplando un futuro sin esperanza”, dijo.
Las mujeres afganas llevan meses sometidas a restricciones cada vez más estrictas, explicó, pero muchas aún tenían la esperanza de que la educación seguiría siendo accesible.
“Se quejaban conmigo de cómo las maltrataban en los salones de clase y en la sociedad. Fue una experiencia infernal, pero al menos tenían el consuelo de que se graduarían pronto y se darían cuenta de su potencial. Ahora todo eso ha desaparecido”, explicó.
La prohibición de acceder a la educación superior se produce menos de tres meses después de que miles de niñas y mujeres realizaran los exámenes de ingreso a la universidad en todo el país, con muchas de ellas aspirando a elegir ingeniería y medicina como futuras carreras.
Tras la toma del poder en Afganistán por parte de los islamistas de línea dura en agosto del año pasado, las universidades se vieron obligadas a implementar nuevas normas que incluían salones y entradas segregados por sexos, y solo se permitía que las mujeres recibieran clases de profesoras u hombres mayores.
A la mayoría de las adolescentes afganas ya se les ha prohibido la educación media, limitando gravemente el ingreso a la universidad.
La estudiante de periodismo Madina comentó que le costaba comprender el peso de la orden emitida el martes.
“No tengo nada que decir. No solo yo, sino que todas mis amigas no tenemos palabras para expresar nuestros sentimientos”, señaló la joven de 18 años. “Todas están pensando en el futuro desconocido que les espera. Ellos enterraron nuestros sueños”.
La decisión provocó un coro internacional de condena, y Estados Unidos advirtió que los talibanes tendrían que rendir cuentas.
“Esta postura inaceptable tendrá importantes consecuencias para los talibanes y los apartará aún más de la comunidad internacional”, indicó el vocero del Departamento de Estado, Ned Price.
La ONU estaba “profundamente preocupada” por la orden, señaló Ramiz Alakbarov, representante especial adjunto del secretario general para Afganistán.
“La educación es un derecho humano fundamental. Una puerta cerrada a la educación para las mujeres es una puerta cerrada al futuro de Afganistán”, escribió en Twitter.
En respuesta a la prohibición, el Comité Internacional de Rescate manifestó: “El cierre de las universidades a las mujeres y las niñas es un escalofriante retroceso para Afganistán. No existen dos opciones: las mujeres deben tener permitido trabajar y desplazarse libremente, y las niñas deben poder seguir asistiendo a la escuela”.
Los talibanes practican una versión austera del Islam, y el líder supremo del movimiento, Hibatullah Akhundzada, y su círculo íntimo de clérigos afganos se oponen a la educación moderna, particularmente para las niñas y las mujeres.
Sin embargo, se encuentran en desacuerdo con muchos funcionarios de Kabul y algunas de sus bases, que tenían la esperanza de que se permitiera que las niñas siguieran aprendiendo tras la toma del poder.
Las mujeres han sido expulsadas de muchos puestos de trabajo en el gobierno o se les redujo el salario a fin de que se quedaran en casa. También se les prohíbe viajar sin un familiar masculino y deben cubrirse cuando salen de casa, preferiblemente con un burka.
En noviembre se les prohibió ir a parques, parques de atracciones, gimnasios y baños públicos.
En un cruel giro de 180 grados, los talibanes prohibieron en marzo que las niñas regresaran a las escuelas secundarias la mañana en que se suponía que las escuelas debían reabrir sus puertas.
Varios funcionarios talibanes sostienen que la prohibición de la educación media es solo temporal, no obstante, han dado infinidad de excusas para justificar el cierre, desde la falta de fondos hasta el tiempo necesario para reestructurar el plan de estudios conforme a las directrices islámicas.
Con información de EFE