‘Ingrese por superación, es un trabajo para valientes y quiero ser valiente’: Liliana, mujer rarámuri y policía estatal
Liliana porta el chaleco táctico, el fusil de asalto, el cabello bien recogido, botas antiderrapantes y la vestimenta típica de su etnia: colores vivos y falda larga, hasta la pantorrilla, esas tradicionales entre la gente de “los pies ligeros”.
Rodeada de carencias, violencia, alcoholismo y drogadicción, Moreno Holguín decidió sumarse a las fuerzas del orden de Chihuahua para ayudar a su comunidad, Bocoyna, ubicada a unos 125 kilómetros de Cerocahui, cuna de las principales festividades rarámuris que se celebran en Semana Santa.
Como cualquier elemento, Holguín cursó seis meses de formación como policía preventiva en el Instituto Estatal de Seguridad Pública (IESP), donde aprendió el adiestramiento y los fundamentos básicos legales, antes de pasar a ser parte del grupo de Proximidad Social de la SSPE.
Finalmente, en septiembre de 2021 fue elegida entre el grupo con el que la gobernadora Maru Campos Galván arrancó un operativo especial en Ciudad Juárez, con la intención de frenar la violencia en el estado que cobró dos mil 384 vidas en todo el año 2021.
“Decidí ingresar a la policía por superación personal, es uno de los trabajos para valientes, y como quiero ser valiente, decidí entrar, pero más que nada para apoyar a los de mi etnia”, señala Liliana.Y es que la comunidad de Bocoyna se encuentra enclavada en la Sierra Tarahumara, una región controlada por el crimen organizado bajo el mando del Cártel de Sinaloa, los Salgueiro y los Zetas, lo que ha provocado que cientos de familias sean desplazadas, según información de la Comisión Estatal de los Derechos Humanos.
Cerocahui, uno de los principales centros ceremoniales de los rarámuri se convirtió en el centro de atención a mediados de junio; la razón, el asesinato de tres personas, dos de ellos sacerdotes jesuitas, mismos que fueron atacados al interior de su iglesia y cuyos cuerpos después desaparecieron.
El principal responsable, José Noriel Portillo «El Chueco», líder de una célula criminal del Cártel de Sinaloa, aún se encuentra prófugo de la justicia, aunque 17 personas allegadas a él y señaladas como distribuidores de droga en Chihuahua, ya han sido detenidos.
Es quizá esta violencia cotidiana que afecta no solo a las grandes ciudades del país, sino también a las comunidades como la de Liliana Moreno Holguín, la que no dejó que se rindiera en su lucha por unirse a las tareas de seguridad y también la que la alienta a buscar una licenciatura en Derecho para continuar apoyando a los rarámuris.
Por ese orgullo, respeto y compromiso con su gente, que Liliana decidió ser valiente, desde entonces nunca dejó la meta de convertirse en la primera mujer rarámuri en ingresar a la Secretaría de Seguridad Pública del Estado (SSPE).