Mujer se somete a cirugía contra la depresión tras 17 años de padecerla

Después de años de sufrimiento, medicamentos sin éxito y una vida paralizada por la tristeza, Lorena Rodríguez tomó una decisión que cambiaría la historia médica y su propia existencia: se convirtió en la primera mujer del mundo en someterse a una cirugía cerebral para combatir la depresión.

La depresión no es solo tristeza ni flojera, es una enfermedad devastadora que, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), afecta a más de 280 millones de personas en el mundo. En México, 3.1 millones de personas la padecen, y el 1% de ellos sufre una forma severa que muchas veces se vuelve incapacitante.

Ese era el caso de Lorena Rodríguez, una joven de 27 años nacida en Garagoa, Boyacá, Colombia, quien enfrentó 17 años de una lucha silenciosa, dolorosa y solitaria contra esta enfermedad.

“Empecé a sentirme preocupada todo el día. Muchas veces sentía palpitaciones fuertes combinadas con momentos de total apatía a la vida, donde no podía con tareas cotidianas como bañarme o arreglarme. Ahí busqué ayuda, dije: ‘esto no es normal’”, relató a medios colombianos.

Después de probar todo tipo de tratamientos psiquiátricos desde medicamentos hasta terapias y de sentirse cada vez más atrapada en una rutina de sufrimiento, Lorena decidió apostarlo todo por una opción que nunca antes se había aplicado en su país para tratar la depresión: una cirugía de Estimulación Cerebral Profunda (DBS, por sus siglas en inglés).

¿En qué consiste esta cirugía?

El procedimiento fue realizado el 9 de abril de 2024 en el Hospital Internacional de Colombia, por un equipo liderado por el neurocirujano William Omar Contreras López. Se trata de una técnica ya utilizada en pacientes con Parkinson o epilepsia, pero que por primera vez fue aplicada en un caso de depresión resistente al tratamiento.

“Consiste en colocar unos electrodos, unos chips dentro del cerebro que están conectados a una batería, la cual envía impulsos eléctricos”, explicó el especialista.

Aunque originalmente se planearon dos implantes, los médicos decidieron colocar cuatro electrodos, para tratar no solo la depresión, sino también los síntomas de ansiedad y obsesiones que limitaban la vida de Lorena.

Los resultados, apenas unos meses después del procedimiento, fueron sorprendentes.

“Después de la cirugía empecé a sentir muy buenos cambios. Pude volver a arreglarme y dije: ‘Lorena, eres tú’. Pude volver a sentir felicidad”, declaró con una sonrisa que parecía impensable meses atrás.

Lorena no solo recuperó su funcionalidad diaria, sino que también volvió a sentirse viva, presente y dueña de sí misma.

Además, el equipo médico aseguró que podrá hacer su vida con normalidad, incluyendo actividades físicas como nadar o hacer ejercicio, sin riesgo alguno.

Lorena Rodríguez abrió una puerta para millones de personas que sufren depresión severa y que han perdido la esperanza tras años de tratamientos fallidos. Su caso marca un precedente médico en América Latina y pone sobre la mesa nuevas posibilidades para abordar los trastornos mentales con herramientas innovadoras y de alta tecnología.

La depresión no discrimina: afecta a mujeres, hombres, jóvenes y adultos mayores. Pero historias como la de Lorena nos recuerdan que, aunque el camino sea largo, la ciencia y la valentía personal pueden construir una salida real del túnel emocional.