Catalogarán agresiones con ácidos y corrosivos contra mujeres como violencia de género
La Cámara de Diputados aprobó una reforma para incluir el uso de sustancias tóxicas como violencia física, se busca legislar para prevenir los ataques con estas sustancias e imponer penas más severas. En lo que va de 2022, hay registro de 47 agresiones con sustancias tóxicas en el país.
Por unanimidad de 480 votos se modificó la Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia en la Cámara de Diputados.
Ahora se incluye en la definición de violencia física «cualquier acto que inflige daño no accidental, usando ácido o sustancia corrosiva, cáustica, irritante, tóxica o inflamable o cualquier otra sustancia que pueda provocar o no lesiones ya sean internas, externas o ambas». La aprobación de reformar el artículo 6 de la ley se envió al Ejecutivo Federal para su consolidación.
La diputada por Morena, Julieta Kristal Vences Valencia, presidenta de la Comisión de Igualdad de Género, hizo mención sobre el aumento de crueldad en la violencia en contra de las mujeres. Posteriormente, señaló que los ataques de violencia ácida se perpetúan buscando venganza por celos, rechazos sexuales o románticos o por incumplir roles sociales asignados.
Más adelante la diputada Margarita García García, por el Partido del Trabajo (PT) y promotora de la reforma a la ley aseguró que es sumamente importante incorporar el ataque con sustancias a la ley y poder tipificarlo como delito penal. Margarita García recalcó que las agresiones con sustancias corrosivas han ocurrido en distintos estados del país y se deben reconocer como un tipo de violencia por razón de género.
Por otro lado, Julieta Vences enlistó algunos nombres de mujeres que han sufrido ataques con ácido, en particular Esmeralda Millán en Puebla, Carmen Sánchez del Estado de México y Carmen Ríos de Oaxaca. Vía Twitter, Ximena Canseco expuso «Más de la mitad de los ataques con ácido que hemos documentado desde fundación Carmen Sánchez, los cometió su EX PAREJA SENTIMENTAL… uno de los momentos más peligrosos para la vida de las mujeres es cuando se plantea la ruptura con el agresor».
Los atacantes son cercanos al círculo social de la víctima y buscan afectar su entorno social, laboral y afectivo. La reforma pretende salvaguardar la vida, salud, honor y el derecho al pleno desarrollo de la personalidad que se vulneran al sufrir un ataque con sustancias tóxicas.