Alerta NASA por posible apagón tecnológico mundial

La NASA reportó un incremento inesperado en la actividad solar durante el ciclo actual, revirtiendo la tendencia descendente que se observaba desde la década de 1980. Especialistas del Laboratorio de Propulsión a Chorro (JPL) explicaron que este repunte comenzó en 2008, y se manifiesta en variaciones significativas del viento solar, incluidas mayores velocidad, densidad y temperatura, así como un incremento en la intensidad del campo magnético interplanetario.

Aunque la agencia estadounidense no anticipa un apagón tecnológico global, sí reconoce la posibilidad de un escenario de interrupciones severas si una perturbación solar de gran escala se dirige a la Tierra. Los investigadores han denominado esta posibilidad como un “evento de oscuridad tecnológica”, cuyo impacto dependería de la fuerza de la eyección solar y de la capacidad de respuesta de la infraestructura eléctrica y satelital.

Las tormentas geomagnéticas se producen cuando eyecciones de masa coronal y fulguraciones solares interactúan con el campo magnético terrestre. Las corrientes inducidas por estos fenómenos pueden sobresaturar transformadores y provocar fallas en redes eléctricas, lo que dejaría regiones sin suministro energético durante horas o incluso días.

Los satélites, por su parte, pueden sufrir alteraciones en sus órbitas y sistemas internos, afectando comunicaciones, navegación aérea y servicios GPS. También las telecomunicaciones terrestres presentan vulnerabilidad: interrupciones en radio, internet y telefonía podrían impactar sectores críticos como transporte, logística y servicios financieros.

Los antecedentes registrados muestran la magnitud del riesgo. En 1989, una tormenta geomagnética dejó sin electricidad a millones de usuarios en Quebec. Más atrás, en 1859, el Evento Carrington provocó fallas masivas en líneas telegráficas. Más recientemente, en 2024, la tormenta conocida como “Super Gannon” alteró señales GPS en Estados Unidos, generando pérdidas económicas relevantes.

Estos casos han impulsado ajustes en protocolos internacionales y subrayado la importancia de un monitoreo constante de la actividad solar.

El presente ciclo solar alcanzó su fase más activa, lo que eleva la probabilidad de tormentas intensas. Algunas proyecciones contemplan la posibilidad de un evento de gran magnitud hacia 2026, aunque sin una fecha concreta. Agencias espaciales han identificado finales de mayo y principios de junio como un periodo de atención especial debido al aumento de manchas solares orientadas hacia la Tierra.

Recientemente, una erupción clasificada como X2.7 generó interrupciones temporales en comunicaciones de alta frecuencia en Europa, Asia y Medio Oriente, confirmando la sensibilidad de estos sistemas ante aumentos repentinos de radiación.

Monitoreo y mitigación

Para reducir riesgos, la NASA y la NOAA operan misiones como SWFO-L1 y SunRISE, diseñadas para obtener mediciones en tiempo real del viento solar y emitir alertas con uno a tres días de anticipación. Esto permite a empresas eléctricas redistribuir cargas y activar sistemas de respaldo, mientras que operadores satelitales ajustan sus naves a “modo seguro” para evitar daños.

Si bien los especialistas califican como poco probable un apagón tecnológico total, reconocen que la frecuencia e intensidad de las tormentas podría aumentar durante los próximos años. La vigilancia científica continúa siendo la principal herramienta para proteger una infraestructura global cada vez más interconectada.