Trump otorgaría 10 mil dólares anuales a habitantes de Groenlandia para ganar respaldo a su plan de anexión

La administración del presidente Donald Trump estaría considerando una controvertida propuesta para ganar el respaldo de los habitantes de Groenlandia: entregarles un cheque anual de 10.000 dólares a cada ciudadano. La información, revelada por The New York Times, forma parte de un ambicioso plan estadounidense para hacerse con el control de la isla, actualmente territorio autónomo del Reino de Dinamarca.

Según fuentes del rotativo, funcionarios del Ejecutivo republicano calculan que los costos del subsidio podrían compensarse con los futuros ingresos provenientes de la explotación de los vastos recursos naturales del territorio ártico, que incluyen tierras raras, uranio, petróleo, cobre y oro. Para Washington, Groenlandia representa una pieza clave en el tablero geopolítico del Ártico, tanto por su posición estratégica como por su potencial económico.

En un intento de ganar el favor de la población local, Estados Unidos ha reiterado que Dinamarca habría abandonado a Groenlandia, y que el plan estadounidense ofrecería mayores beneficios. Actualmente, la isla recibe aproximadamente 600 millones de dólares anuales en subsidios del gobierno danés. La propuesta de Washington consistiría en reemplazar esa ayuda estatal con una asignación directa a cada uno de los aproximadamente 56.000 habitantes groenlandeses.

Groenlandia es oficialmente la isla más grande del mundo fuera del continente, y gran parte de su superficie está cubierta de hielo. Solo el 20% del territorio es habitable. Aunque ha sido parte del Reino de Dinamarca durante siglos, goza de un alto grado de autonomía desde 2009. La idea de una posible anexión estadounidense ha generado fuerte rechazo tanto en el gobierno danés como entre las autoridades locales de la isla.

Durante un discurso ante el Congreso en marzo, Trump aseguró que la adquisición de Groenlandia es una prioridad por razones de “seguridad nacional e incluso internacional”. Sin embargo, el gobierno local ha sido enfático en señalar que la isla no está en venta ni desea formar parte de Estados Unidos.

En medio de esta tensión diplomática, el vicepresidente estadounidense J.D. Vance visitó en marzo la Base Espacial Pituffik, una instalación militar estadounidense ubicada en Groenlandia. Lo hizo acompañado de su esposa, Usha Vance, aunque la visita se limitó al enclave militar debido a la ausencia de una invitación oficial por parte de las autoridades groenlandesas.

La polémica se intensificó cuando se reveló que la comandante de la base, la coronel Susannah Meyers, había enviado una carta a su personal distanciándose de las declaraciones del vicepresidente Vance. El Pentágono respondió con su destitución inmediata, alegando “pérdida de confianza en su capacidad de liderar”.

Mientras tanto, la propuesta estadounidense sigue generando debate. Aunque la promesa económica puede parecer atractiva para algunos sectores, el trasfondo político y la posible pérdida de soberanía generan preocupación tanto en Nuuk, la capital de Groenlandia, como en Copenhague. A medida que Washington insiste en sus intentos por acercarse al Ártico, queda por ver si este nuevo capítulo geopolítico desembocará en acuerdos, resistencia o una mayor fractura diplomática.