México preside la segunda reunión de las partes del Tratado sobre Prohibición de las Armas Nucleares (TPAN) que comenzará este lunes 27 de noviembre en la sede la Organización de Naciones Unidas (ONU) en Nueva York, Estados Unidos.
La Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE) informó que durante esta reunión se evaluará el estado de implementación del tratado e incluirá un debate temático sobre el impacto humanitario de las armas nucleares.
En esta ocasión participarán en los debates sobrevivientes de ataques con bombas atómicas y de ensayos nucleares, así como representantes de organizaciones internacionales como el Comité Internacional de la Cruz Roja y la Campaña Internacional para Abolir las Armas Nucleares (ICAN, por sus siglas en inglés) -quien ganó el Premio Nobel de la Paz 2017-, y representantes de la sociedad civil y la comunidad científica.
La cancillería mexicana adelantó que en este marco nuestro país va a reiterar su tradicional rechazo a las armas nucleares, como promotor de múltiples iniciativas para prohibirlas y eliminarlas.
Desde el siglo pasado, recordó la SRE, nuestro país impulsó la primera zona libre de armas nucleares en América Latina y el Caribe con el Tratado de Tlatelolco.
“La segunda reunión del TPAN se desarrolla en un contexto global muy diferente al que prevalecía hace dos años; no obstante, la delegación mexicana ha negociado una declaración política que permita refrendar compromisos y mandar una señal esperanzadora que fortalezca la arquitectura mundial del desarme nuclear”, afirmó la dependencia.
El TPAN tiene como objetivo prevenir las catastróficas consecuencias de una detonación nuclear, intencional o accidental. Se trata del primer acuerdo multilateral aplicable a escala mundial que prohíbe íntegramente las armas nucleares, de conformidad con el derecho internacional humanitario. Fue abierto a firma en 2017 y entró en vigor en 2021, actualmente cuenta con 69 Estados parte, así como con otros 24 Estados que lo han suscrito, pero aún no lo han ratificado.
La lucha para erradicar la violencia contra las mujeres y niñas necesita intensificarse a nivel mundial, ya que casi una de cada tres personas ha experimentado violencia física y/o sexual al menos una vez en su vida, de acuerdo con la Organización de Naciones Unidas (ONU).
Pese a ello, la institución considera alarmante la escasa cantidad de recursos económicos que los países destinan para atender este problema: solo 5% de la ayuda gubernamental mundial busca combatir la violencia de género y se invierte menos de 0.2% en su prevención.
Este 25 de noviembre se celebra el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, cuyo objetivo es visibilizar el problema que padecen las mujeres y niñas en el mundo, así como emprender acciones para prevenirla, atenderla y eliminarla.
Y México tiene mucho trabajo por hacer según cifras oficiales.
En 2021, 41.8 % de las mujeres de 15 años y más manifestó haber vivido alguna situación de violencia en su infancia (antes de cumplir 15 años), de acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi).
Agrega que, de acuerdo con las fiscalías generales de justicia estatales, el delito de violación registró su máximo en el grupo de 10 a 14 años y ocurrió 4.7 veces más en niñas que en niños de esta edad durante 2022.
El Inegi señala que 33.6% de las niñas y adolescentes de 12 a 17 años que usaron internet o celular, entre julio de 2021 y agosto de 2022, recibió fotos o videos de contenido sexual y a 32.3% le hicieron insinuaciones o propuestas de ese tipo, frente a 18.2% y 12% de niños y adolescentes hombres.
«La violencia que enfrentan las mujeres y las niñas se ha considerado como un problema generalizado y devastador que se empieza a sufrir a edades alarmantemente tempranas. Se trata de una situación que se gesta desde las primeras etapas de la vida y que afecta la salud y el bienestar de las niñas que la padecen, aun mucho tiempo después de haber sido violentadas», dice el instituto en un comunicado.
En materia de delitos como el abuso sexual, acoso y hostigamiento sexual, violación y otros delitos que atentan contra la libertad y la seguridad sexual, así como la trata de personas, las mujeres fueron mucho más vulnerables que los hombres en 2022.
«Al usar los grupos de edad como criterio de comparación, se observa que los casos de abuso sexual se registraron más en los grupos de 5 a 9 años y de 10 a 14 años en hombres, en tanto que en mujeres en las edades de 10 a 14 y 15 a 17 años», explica el Inegi.
La violencia familiar también es un delito frecuente, el año pasado las niñas y adolescentes de 0 a 14 años fueron los más afectados.
México descendió 54 lugares en el Índice de Mujeres, Paz y Seguridad, que mide la situación de las mujeres en 177 países del mundo.
El índice realizado por la Universidad de Georgetown, mide indicadores de inclusión, justicia y seguridad de las mujeres a nivel internacional. Sin embargo, la versión 2023/24 reveló que la situación en México para las mujeres ha empeorado.
Mientras que en el índice 2021/22, México se encontraba en el lugar 88 de 177, siendo el mejor país para las mujeres Noruega y el peor Afganistán, hoy nuestro país se ubica en el lugar 142.
El Índice de Mujeres, Paz y Seguridad (WPS) mide el estatus de las mujeres en 13 indicadores, agrupados en tres dimensiones: inclusión, justicia y seguridad. Utiliza datos de fuentes provenientes de agencias internacionales como la ONU, el Banco Mundial y la Encuesta Mundial Gallup.
La puntuación de un país, que varía de 0 a 1, se genera al combinar el rendimiento en estos indicadores y dimensiones.
En la edición 2021/22, México obtuvo una calificación de .725. Sin embargo este año la calificación obtenida se redujo en un 24%, obteniendo un .551, ubicándose por debajo de Irán, El Salvador, Colombia, Ucrania y Filipinas.
Mientras que los primeros lugares se disputan entre los países europeos como Dinamarca, Suiza y Finlandia, el peor país en el mundo para las mujeres según el índice de Mujeres, Paz y Seguridad se ha mantenido igual.
Según los datos obtenidos por la Universidad de Georgetown, Afganistán sigue siendo el peor país para las mujeres.
¿Cuales son los mejores países para las mujeres en 2023/24?
El índice destaca que los Emiratos Árabes Unidos son la excepción en la región de Asia, ya que tienen un alto rango en el índice, mientras que la mayoría de los países de Oriente Medio y el Norte de África se ubican en posiciones más bajas.
En el extremo inferior de la clasificación, la mayoría de los países, excepto Eswatini, son considerados por el estudio como “Estados Frágiles”, y varios de ellos se encuentran en África subsahariana. Países como Afganistán, la República Democrática del Congo, Irak, Siria y Yemen han estado en los últimos puestos del índice desde su inicio en 2017/18.
Asimismo, destaca que grupo de “Estados Frágiles” tiene el peor desempeño en términos de violencia de pareja íntima, proximidad a conflictos y tasas de mortalidad materna.
Kigali, 18 de julio de 2023 – Ningún país ha logrado plenamente la paridad de género y menos del uno por ciento de las mujeres y niñas viven en países con niveles altos de empoderamiento femenino y una reducida brecha de género, según un nuevo informe global presentado hoy por ONU Mujeres y el PNUD en la Conferencia Women Deliver. El informe ofrece, por primera vez, un panorama más completo de los adelantos en el desarrollo humano de las mujeres y las niñas.
En el informe, ONU Mujeres y el PNUD unieron esfuerzos para proponer el Índice de Empoderamiento de las Mujeres (IEM) y el Índice Global de Paridad de Género (IGPG) como índices complementarios para medir la paridad de género y el empoderamiento de las mujeres.
Estos índices ofrecen nuevas perspectivas complementarias para entender y evaluar los avances en el desarrollo humano, el poder y las libertades de las mujeres. Juntos, revelan los complejos desafíos a los que se enfrentan las mujeres en todo el mundo y contribuyen a orientar intervenciones y políticas.
El análisis de 114 países revela que el poder y la libertad de las mujeres para tomar decisiones y aprovechar oportunidades siguen estando muy restringidos. El escaso empoderamiento de las mujeres y las grandes brechas de género son una constante.
El IEM mide el poder y la libertad de las mujeres para tomar decisiones y aprovechar las oportunidades de la vida en cinco dimensiones: salud, educación, inclusión, toma de decisiones y violencia contra las mujeres, mientras que el IGPG evalúa la situación de las mujeres en relación con los hombres en dimensiones básicas del desarrollo humano, como la salud, la educación, la inclusión y la toma de decisiones.
Globalmente, las mujeres están en capacidad de alcanzar, en promedio, sólo el 60 por ciento de todo su potencial, medido por el IEM. Alcanzan, de media, el 72 por ciento de lo que logran los hombres en dimensiones clave del desarrollo humano, según el IGPG, lo que refleja una brecha de género del 28 por ciento. Estos déficits y disparidades de empoderamiento son perjudiciales no sólo para el bienestar y el avance de las mujeres, sino también para el progreso humano.
Al comentar las conclusiones del informe, la directora ejecutiva de ONU Mujeres, Sima Bahous, señaló: “Con los Objetivos de Desarrollo Sostenible, la comunidad mundial se ha comprometido firmemente con la igualdad de género y el empoderamiento de las mujeres. Sin embargo, podemos ver claramente con estos nuevos índices que, en todos los países, el potencial completo de las mujeres sigue sin realizarse y las grandes brechas de género siguen siendo comunes, lo que obstruye y ralentiza el progreso en la realización de todos los Objetivos”. “Por lo tanto, se necesitan esfuerzos sostenidos para cumplir la promesa de la igualdad de género, garantizar los derechos humanos de las mujeres y las niñas y garantizar que sus libertades fundamentales se realicen plenamente”, concluyó.
El Informe también pone de relieve que menos del uno por ciento de las mujeres y niñas viven en países con altos niveles de empoderamiento femenino y alta paridad de género, mientras que más del 90 por ciento de la población femenina a nivel global -3.100 millones de mujeres y niñas- vive en países caracterizados por un gran déficit de empoderamiento de las mujeres y una amplia brecha de género. “Este revelador/enriquecedor análisis muestra que un desarrollo humano más alto no es por sí mismo una condición suficiente, ya que más de la mitad de los países con un desempeño bajo y medio en el Índice de Empoderamiento de la Mujer y el Índice de Paridad Global se ubican en los grupos de desarrollo humano muy alto y alto” dijo el administrador del PNUD, Achim Steiner. “Demasiadas mujeres y niñas viven en países que solo les permiten alcanzar una fracción de su potencial y estas nuevas perspectivas están diseñadas en última instancia para ayudar a lograr un cambio real, para personas reales”, añadió.
El IEM y el IGPG son herramientas útiles para quienes formulan políticas públicas, ya que aportan evidencia sobre los avances y las políticas urgentes, necesarias para lograr el empoderamiento de las mujeres y la igualdad de género. Los índices revelan la necesidad de una acción política integral en las siguientes áreas:
Políticas sanitarias: apoyar y promover una vida larga y saludable para todas las personas, con un enfoque en el acceso universal a la salud sexual y reproductiva.
Igualdad en la educación: abordar las brechas en las habilidades y la calidad de la educación, especialmente en campos como la ciencia, la tecnología, la ingeniería y las matemáticas (STEM por sus siglas en inglés), para empoderar a las mujeres y las niñas en la era digital.
Conciliación de la vida laboral y familiar y apoyo a las familias: invertir en políticas y servicios que aborden el equilibrio entre la vida laboral y familiar, incluidos servicios de guardería asequibles y de calidad, planes de licencia por maternidad o paternidad y acuerdos de trabajo flexibles.
Participación igualitaria de las mujeres: establecer objetivos y planes de acción para lograr la paridad de género en todas las esferas de la vida pública y eliminar las leyes y normas discriminatorias que frenan a las mujeres.
Violencia contra las mujeres: aplicar medidas integradas centradas en la prevención, el cambio de las normas sociales y la eliminación de leyes y políticas discriminatorias.
Los índices sirven de catalizadores para el cambio al permitir un seguimiento y una evaluación exhaustiva de los avances y las diferencias entre países. Llegan en un momento crítico, en el que los desafíos globales amenazan con socavar el desarrollo humano y exacerbar las disparidades de género existentes. Con estos índices, las y los tomadores de decisión, las contrapartes, los aliados del desarrollo y las comunidades pueden actuar con conocimiento de causa y acelerar el camino hacia un mundo más equitativo e inclusivo.
El mundo se encuentra en una encrucijada crítica y este informe es una herramienta clave para hacer balance de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) y un medio para impulsar los esfuerzos de cada uno de los 17 objetivos, en vísperas de la Cumbre sobre los ODS que se llevará a cabo en septiembre.
Para acceder al informe completo visite la siguiente página:
Hoy se celebra el «Día Mundial de la Población», fecha que desde 1990 quedó establecida como la ocasión en la que la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas busca desarrollar la conciencia sobre las cuestiones de población, incluidas sus relaciones con el medio ambiente y el desarrollo.
Lo que las mujeres y las niñas quieren importa
De acuerdo al Fondo de Población de las Naciones Unidas(UNFPA), pesar de que suponen el 49,7 por ciento de la población mundial, a las mujeres y a las niñas no se las suele tener en cuenta en los debates sobre demografía. Además, las políticas de población vulneran sus derechos. Como resultado, nuestro mundo excluye y margina a la mitad de la población del planeta, un problema que nos impedirá a todas las personas disfrutar de un futuro más próspero, pacífico y sostenible. En la raíz de este problema se encuentra la desigualdad de género.
Agrega que esta injusticia generalizada aleja a las mujeres y a las niñas de la escuela, del mercado laboral y de los puestos de liderazgo; limita su autonomía y su capacidad para tomar decisiones sobre su salud y su vida sexual y reproductiva; e incrementa su vulnerabilidad ante la violencia, las prácticas nocivas y la muerte materna prevenible, ya que cada dos minutos muere una mujer a causa del embarazo o el parto.
«Debemos promover la igualdad de género para crear un mundo más justo, resiliente y sostenible. La creatividad, el ingenio, los recursos y la fuerza de las mujeres y las niñas son fundamentales para abordar los retos demográficos y de otro tipo que amenazan nuestro futuro, como el cambio climático y los conflictos», destaca en un comunicado.
Cuando las sociedades empoderan a las mujeres y a las niñas para que ejerzan autonomía sobre sus vidas y sus cuerpos, tanto ellas como sus familias prosperan, como muestra el informe Estado de la Población Mundial 2023 del Fondo de Población de las Naciones Unidas(UNFPA).
El UNFPA aporta datos, experiencia y testimonios para apoyar a las mujeres y niñas de todo el mundo, y el Día Mundial de la Población nos brinda la oportunidad de señalar la necesidad de promover la igualdad de género para ayudar a hacer realidad los sueños de los 8.000 millones de habitantes de nuestro planeta.
Tendencias demográficas
Tuvieron que transcurrir cientos de miles de años para que la población mundial creciera hasta alcanzar los 1 000 millones de habitantes, y solo en unos 200 años más se multiplicó por siete. En 2011, la población mundial alcanzó la cuota de los 7000 millones de personas y en 2021 la cifra aumentó a casi 7900 millones de personas. Las previsiones hablan de 8500 millones para 2030, 9700 millones en 2050 y 10.900 millones en 2100.
Este espectacular crecimiento se ha visto impulsado por el creciente número de personas que llegan a la edad reproductiva, y ha venido acompañado de cambios importantes en las tasas de fecundidad, el aumento de la urbanización y la aceleración de la migración. Estas tendencias tendrán consecuencias de largo alcance para las futuras generaciones.
En el pasado reciente se han registrado cambios notables en las tasas de fecundidad y en la esperanza de vida. A comienzos de la década de 1970, las mujeres tenían una media de 4,5 hijos cada una; en 2015, la fecundidad total mundial había caído hasta unos 2,5 hijos por mujer. Mientras tanto, la vida media de una persona ha aumentado de 64,6 años a comienzos de la década de 1990 hasta 72,6 años en 2019.
Por otra parte, en el mundo se registran unos elevados niveles de urbanización y una aceleración de la migración. En 2007, por primera vez, vivieron más personas en zonas urbanas que en zonas rurales, y en 2050 alrededor del 66% de la población mundial vivirá en ciudades.
Estas megatendencias tienen consecuencias de gran alcance. Afectan al desarrollo económico, al empleo, a la distribución de la renta, a la pobreza y a las protecciones sociales. Asimismo, repercuten en los esfuerzos por garantizar el acceso universal a la atención médica, la educación, la vivienda, el saneamiento, el agua, los alimentos y la energía. Para satisfacer de manera más sostenible las necesidades de las personas, los encargados de la formulación de políticas deben saber cuántas personas viven en el Planeta, dónde se encuentran, qué edad tienen y cuántas personas habrá en el futuro.
El ranking del Índice de brecha de género ubica a México en el sitio 33, con una paridad del 76.5 por ciento, apenas una décima de punto porcentual por encima de 2022. A pesar de ello, cayó dos espacios en la lista, pues estaba en el lugar 31. En paridad económica está en el 110 de 146.
La paridad de género se estancó. La brecha entre hombres y mujeres, a este ritmo, apenas se podrá cerrar para el año 2154, concluye un reporte del Foro Económico Mundial (WEF, por sus siglas en inglés) publicado esta semana, ya que los avances se han dado a cuentagotas y el planeta apenas se recupera de las múltiples consecuencias de la pandemia de coronavirus.
El documento de casi 400 páginas señala que la brecha apenas se redujo en un año tres décimas de punto porcentual. Bajo ese ritmo, pronostica el WEF, se alcanzaría una igualdad real en todo el mundo en 131 años.
El progreso ha sido lento, indica el informe, y la ínfima mejoría en la igualdad es por los logros educativos, ya que 117 de los 146 países incluidos en el informe han cerrado al menos el 95 por ciento de esta brecha: en esos sitios las mujeres ya están prácticamente al mismo nivel de hombres que se inscriben a la escuela en niveles de secundaria y medio superior.
“La brecha en participación y oportunidad económicas se ha reducido en un 60.1 por ciento y la brecha en empoderamiento político, en un 22.1 por ciento. Pero paridad solamente ha avanzado 4.1 puntos porcentuales desde la primera edición del informe, publicada en 2006, y el ritmo general de cambio se ha ralentizado de forma considerable, alertó el WEF. Al ritmo actual, además, el mundo tardaría 169 años en alcanzar la paridad económica y 162 en lograr la paridad política”.
Por otra parte, la región ha logrado la mayor puntuación en paridad de género de todas las regiones (77.6 por ciento) en cuanto a la reducción de la brecha en participación y oportunidad económicas. Asimismo, América Latina y el Caribe ha cerrado el 74.3 por ciento de su brecha de género total, registrando un aumento de 1.7 puntos porcentuales en la paridad de género global desde el año pasado.
“Con un progreso incremental en la paridad de género desde 2017, la región exhibe ahora el tercer nivel de paridad más elevado. Nicaragua (81 por ciento), Costa Rica (79.3 por ciento) y Jamaica (77.9 por ciento) registran las puntuaciones de paridad más altas de esta región”, indicó.
EL CASO DE MÉXICO
Específicamente para México, el ranking del Índice de brecha de género lo ubica en el sitio 33, con una paridad del 76.5 por ciento, apenas una décima de punto porcentual por encima de 2022. A pesar de ello, cayó dos espacios en la lista, pues estaba en el lugar 31.
Los primeros 50 sitios del ranking del índice global de la brecha de género. Foto: WEF
“En logros educativos, México muestra total paridad en inscripciones a educación secundaria y terciaria –nivel Medio Superior– con un índice de 98.4 por ciento. A pesar de ello, persiste la disparidad en el porcentaje de participación de la fuerza de trabajo, donde su índice es de 57.6 por ciento de paridad”, explica el informe.
La publicación además cuestiona el hecho de que las mujeres apenas ganan ganan un estimado del 52.3 por ciento de lo que ganan los hombres del país. “Más aún, las mujeres representan apenas el 38.5 por ciento de las posiciones más importantes dentro de las oficinas”, remarca el WEF.
Las mujeres mexicanas además representan la mitad de los trabajadores técnicos del país. En el conteo global, México se ubica en el lugar 110 en paridad en la economía participativa. En el sector salud, las mujeres han perdido 2.4 años y los hombres uno y medio en la expectativa por géneros desde 2020, un impacto que ya mide las afectaciones de la pandemia de COVID-19.
El elogio para México se encuentra en el terreno parlamentario, gracias a la famosa “paridad en todo” en el Congreso mexicano que permite que haya igual cantidad de mujeres y hombres en la Cámara de Diputados, algo apenas igualado por otros cuatro países en el mundo: Nicaragua, Ruanda, los Emiratos Árabes Unidos y Nueva Zelanda, que se sumó a la lista este año. Sin embargo, México aún no ha tenido a una Jefe de Estado y por lo tanto su índice de paridad política es del 49 por ciento, la misma que en 2022. Esto podría cambiar para 2025, ya que el próximo año el país realizará elecciones presidenciales donde la favorita en las encuestas de Morena, el partido en el poder, es una mujer: la exjefa de Gobierno de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum.
Y es que, incluso cuando las mujeres se han incorporado a la población activa a un ritmo superior al de los hombres en todo el mundo, de acuerdo con el WEF, las brechas en el mercado laboral siguen siendo amplias. “Además, las mujeres siguen enfrentándose a tasas de desempleo más elevadas que los hombres; a escala mundial, dicha tasa es del 4.5 por ciento para las mujeres y del 4.3 por ciento en el caso de los hombres.
La mayoría de la población tiene sesgos de género que frenan el desarrollo humano y que atentan directamente contra la libertad y los derechos de las mujeres. Así lo demuestra el último Índice de Normas Sociales de Género (GNSI), realizado por el PNUD, que busca radiografiar 91 países del mundo desde la perspectiva de género y esbozar estrategias para mejorar los números de cara a la siguiente década.
El estudio se enmarca en cuatro dimensiones sociales: política, educativa, económica y de integridad física. Y algunos de los datos obtenidos son alarmantes: un 25% de la población mundial cree que está justificado que un hombre ejerza violencia física hacia su pareja, y el 46% afirma que los hombres deben tener más derechos laborales que las mujeres.
Además, el cálculo de totales revela cuál es el país que pone más obstáculos en el avance de la superación de los prejuicios hacia el género femenino: Tayikistán (99,92%). Mientras que Nueva Zelanda, con un 27,39%, es el que tiene el porcentaje más bajo del mundo en sesgo de género. España presenta un 50,74% de personas con sesgo; Argentina, un 71,3%, y México, un 90,09%.
LA VIOLENCIA CONTRA LA MUJER Y LOS DERECHOS REPRODUCTIVOS
La dimensión de la integridad física engloba tanto la justificación de la violencia de hombres a mujeres como el nivel de aceptación de los derechos reproductivos femeninos. En este sentido, el estudio expone que, si bien la ONU ha expresado numerosas veces que el acceso al aborto es un derecho humano, el 58% de la población cree que el aborto nunca está justificado; un índice que se ve claramente condicionado por las variables culturales y religiosas de cada país.
Un 25% de la población mundial cree que está justificado que un hombre ejerza violencia física hacia su pareja
Asimismo, en los países con niveles más elevados de sesgo, las mujeres dedican 6 veces más tiempo que los hombres a las tareas domésticas y los cuidados, lo que las reserva únicamente al ámbito privado, impidiéndoles tener un acceso igualitario a la educación o trabajar para ser económicamente independientes.
LA BRECHA EN LA EDUCACIÓN, LA ECONOMÍA Y LA POLÍTICA
El estudio se enfoca también en el desarrollo de las mujeres en la educación, en su empoderamiento económico y en su presencia en la política. Y en las tres dimensiones se observan brechas abismales: aunque en 59 países las mujeres presentan un mejor nivel educativo que los hombres, ellos tienen unos ingresos medios un 39% superiores a los de las mujeres. Esto revela que, si bien ha habido una mejora en las diferencias de género en la educación a lo largo de los años, eso no se ha traducido en una mejora de los resultados económicos ni en el aumento de las oportunidades laborales.
Por otro lado, en general, las mujeres permanecen infrarrepresentadas en la política: el 49% de la población cree que los hombres son mejores líderes políticos que las mujeres, aunque se demuestra que los países que han tenido dirigentes femeninas en la última década tienen menor sesgo en este sentido, y un ejemplo son los países que presentan los porcentajes más bajos de esta dimensión: Alemania (13,18%), Nueva Zelanda (14,78%) y Suecia (15,77%).
UNA TENDENCIA AL CAMBIO
A pesar de que los sesgos de género prevalecen alrededor del mundo, de los 38 países en los que se registran variaciones respecto a la década anterior: 27 han presentado reducciones en el sesgo, y los que más han avanzado han sido Alemania, Uruguay, Nueva Zelanda, Singapur y Japón; mientras que 11 han empeorado sus índices, entre ellos: Chile, México y Argentina.
Y, según el PNUD, un factor indispensable para enfocarse en el cambio es comprender que estos prejuicios no solo se emiten de hombres a mujeres. Las mujeres también tienen sesgos hacia su propio género y esto, en ocasiones, puede dificultar el desarrollo de mecanismos de apoyo. Por ello, el informe no solo busca dibujar la realidad compleja de las mujeres en el mundo, sino desglosar los problemas y recomendar abordarlos de forma individual: por un lado, invirtiendo en medidas legislativas que garanticen la igualdad de género en todos los ámbitos de la vida y, por otro, reforzando los sistemas sociales de protección de las mujeres.
Con información de Datos del Índice de Normas Sociales de Género (GNSI), realizado por la PNUD.
El cerebro de las mujeres es más propenso a sufrir enfermedades mentales y concentrarse menos con respecto a los hombres en los países donde la desigualdad de género es mayor, según un estudio publicado en la revista científica “Proceedings of the National Academy of Sciences” (PNAS).
“La desigualdad de género se asocia con peor salud mental y rendimiento académico en las mujeres”, dice el estudio liderado por los investigadores André Zugman y Luz María Alliende, utilizando un conjunto de datos de 7 mil 876 resonancias magnéticas de adultos sanos que viven en 29 países diferentes.
Los resultados muestran mayores cambios en el mecanismo neuronal potencial en mujeres que viven en entornos con desigualdad de género, y también resaltan el papel del entorno en las diferencias cerebrales entre mujeres y hombres, particularmente en las siguientes regiones:
Espesor cortical del hemisferio derecho
Cingulado anterior
Orbitofrontal medio derecho
Occipital lateral izquierdo
En este sentido las cortezas cerebrales son más delgadas en las mujeres en comparación con los hombres solo en países con desigualdad de género. Por otro lado, este tipo de violencia de género en todo el mundo se ha asociado con un mayor riesgo de problemas de salud mental y un menor rendimiento académico en las mujeres en comparación con los hombres.
¿Por qué los cambios cerebrales por la desigualdad de género?
El cerebro está formado por experiencias socioambientales adversas y de crianza. Por lo tanto, la exposición desigual a condiciones más duras para las mujeres en comparación con los hombres en países con desigualdad de género podría reflejarse en diferencias en su estructura cerebral.
“Las mujeres que viven en sociedades con altos niveles de desigualdad de género experimentan una mayor adversidad, y esto podría afectar negativamente su desarrollo cerebral”.PNAS
La desigualdad de género afecta profundamente a la sociedad al crear un entorno que perjudica significativamente a las mujeres, quienes sufren discriminación en muchos ámbitos, incluso en la educación, el lugar de trabajo y los cargos públicos, y se ven afectadas de manera desproporcionada por el trabajo de cuidados no remunerado.
Las mujeres que viven en países con altos niveles de desigualdad de género experimentan muchos de estos mismos factores que están vinculados en investigaciones anteriores a la estructura del cerebro. Estas experiencias adversas incluyen:
Exposición a la violencia
Exposición insuficiente a la educación y la atención médica adecuada
¿Cómo afecta el contexto en el cerebro de hombres y mujeres?
Los autores reconocen la complejidad de los índices de desigualdad de género que a su vez interactúan con diferentes mecanismos biológicos. La corteza cingulada anterior y la orbitofrontal, donde se encontraron diferencias de grosor, se han relacionado con respuestas a la desigualdad o resistencia a la adversidad.
Además, se han visto cambios en estas regiones en dolencias donde el estrés se considera un mecanismo central y se ha visto como adelgaza durante la depresión o se reduce por el estrés postraumático.
Nicolás Crossley, profesor de la Pontificia Universidad Católica de Chile y coautor del estudio, explica que este tipo de trabajos apuntan a un efecto observable de la desigualdad de género en el cerebro en las personas que se ven expuestas a una subordinación permanente e incluso a la violencia física.
Aunque el estudio no establece una relación de causalidad, y “estos resultados no son necesarios para defender que la desigualdad de género está mal”, cree que puede dar peso a los argumentos a favor de políticas que reduzcan la desigualdad.
“En todas las legislaciones, cuando hay un acto de violencia, si ese acto está asociado a cambios visuales y significativos en el otro, la gravedad de la violencia se considera mayor. Con nuestro trabajo, en cierta forma, demostramos que existe un daño real producto de la inequidad de género”, remata el autor.
La Organización Meteorológica Mundial de la ONU advirtió este martes sobre la probabilidad de que el fenómeno de El Niño se forme este verano, provocando un aumento de temperaturas a nivel global.
Actualmente, el Pacífico Tropical se encuentra en un estado neutral, en el que no se manifiestan ni El Niño ni La Niña, pero hay un 80 por ciento de probabilidad de que se produzca una transición hacia el primero entre julio y septiembre, detalló la agencia en un comunicado. Sin embargo, hasta ahora no hay indicaciones sobre su fuerza o duración.
“Lo más probable es que el desarrollo de El Niño provoque un nuevo repunte del calentamiento global y aumente las posibilidades de batir récords de temperatura”, declaró Petteri Taalas, secretario general de la OMM.
El efecto del fenómeno sobre las temperaturas globales suele manifestarse al año siguiente de su desarrollo por lo que el repunte será mas evidente en 2024. También se espera un incremento de temperaturas en zonas terrestres del hemisferio norte y sur.
De acuerdo con la organización, a partir de febrero de este año, se ha producido un aumento significativo de las temperaturas de la superficie del mar en el Pacífico ecuatorial, con un calentamiento notablemente más fuerte a lo largo de la costa de América del Sur.
Esto a pesar de que en los últimos tres años, el fenómeno de la Niña frenó temporalmente el aumento de temperatura global.
¿En qué consiste el fenómeno de El Niño?
El Niño es un fenómeno climático natural asociado al calentamiento de la temperatura de la superficie del océano Pacífico tropical central y oriental. Se produce cada dos a siete años en promedio y los episodios suelen durar entre nueve y doce meses.
De acuerdo con la ONU, el Niño suele provocar aumento de precipitaciones en América del Sur, graves sequías en Australia y el sur de Asia y sus aguas cálidas pueden alimentar huracanes en el centro y el este del océano Pacífico.
Al contrario de El Niño, el fenómeno de La Niña produce un enfriamiento anómalo en el océano Pacífico, provocando cambios en el movimiento de las masas de aire lo que a su vez favorece la formación de lluvias en unas áreas o sequías extremas en otras, explica la UNAM.
Ambos fenómenos se alternan en un ciclo irregular denominado Oscilación Meridional de El Niño que puede afectar el clima de todo el planeta.
El secretario general de la ONU denunció ayer 2 de mayo, en Catar las restricciones «sin precedentes» impuestas a las mujeres afganas, tras unas discusiones con representantes de varias potencias mundiales sobre cómo abordar el trato con las autoridades talibanas.
En la reunión de Doha, de dos días, participaron más de 20 países y organizaciones implicadas en Afganistán, con el fin de buscar que las autoridades afganas flexibilicen sus políticas sobre las mujeres. Los talibanes, sin embargo, no fueron invitados.
Países como México, cuyas autoridades diplomáticas promocionan una política exterior feminista, estuvo ausente.
«Para lograr nuestros objetivos, no podemos retirarnos (de Afganistán) y muchos pidieron un compromiso más efectivo» durante la reunión, declaró Guterres en rueda de prensa.
Desde que volvieron al poder en Afganistán en agosto de 2021, los talibanes impusieron una versión ultrarrigorista de la ley islámica en Afganistán.
Las niñas y mujeres quedaron excluidas de la enseñanza secundaria y universitaria y las mujeres tampoco pueden trabajar en la función pública, ni en oenegés o agencias de la ONU.
Hasta el próximo viernes, la ONU está examinando sus operaciones en Afganistán y la organización se declaró enfrentada a la «horrible decisión» de si continúa o no interviniendo en el país. Este martes, Guterres avisó que la ONU permanecerá en Afganistán para prestar ayuda a millones de afganos desesperados, pese a las restricciones impuestas por los talibanes a su personal femenino
«La prohibición de que las mujeres trabajen con la ONU y las oenegés locales e internacionales es inaceptable», recalcó el responsable, denunciando «ataques sistemáticos sin precedentes a los derechos de las mujeres y las niñas».