La ciencia mexicana está dando pasos agigantados hacia un futuro donde envejecer no signifique deterioro. Un grupo de investigadores del Tecnológico de Monterrey, encabezado por el doctor Jonathan Magaña, se encuentra desarrollando medicamentos con potencial para frenar e incluso revertir el envejecimiento celular. Un hallazgo que, de comprobarse en humanos, podría transformar la medicina moderna y la calidad de vida en el mundo entero.
Este avance no parte de fantasías de inmortalidad ni de promesas huecas, sino de biología celular, pruebas in vitro y estudios preclínicos serios que han arrojado resultados alentadores. “No queremos vivir para siempre”, señala Magaña, “pero sí queremos vivir mejor”.
El equipo trabaja con lo que se conoce como fármacos senolíticos: medicamentos capaces de identificar y eliminar las células senescentes, es decir, aquellas que han dejado de funcionar correctamente, pero que no mueren. Estas células, cuando se acumulan, contribuyen al deterioro de tejidos y órganos, y están asociadas con múltiples enfermedades relacionadas con la edad, como la osteoporosis, enfermedades cardiovasculares y trastornos neurodegenerativos.
Según Magaña, ya han identificado al menos 23 candidatos farmacéuticos prometedores, algunos de los cuales ya están en uso clínico para otras enfermedades. Fue casi por accidente que detectaron su efecto senolítico: “Descubrimos que estos medicamentos no solo cumplían su función original, sino que también atacaban células envejecidas de forma selectiva”, explicó.
Una de las claves del proyecto ha sido el uso de modelos de progeria, una rara enfermedad genética que acelera el envejecimiento en niños. Gracias a la colaboración con otros centros de investigación como la UNAM y el Cinvestav, el laboratorio cuenta con células humanas y ratones modificados genéticamente para desarrollar esta condición.
Los resultados no se han quedado en cultivos celulares. Al aplicar los medicamentos en modelos animales, los científicos observaron mejoras significativas en tejidos clave como el corazón, los huesos y el sistema muscular.
Los ratones tratados presentaron mayor movilidad, mejor salud cardiovascular y una recuperación más rápida del daño celular, indicadores contundentes de que el proceso de envejecimiento podría estar ralentizándose o incluso retrocediendo parcialmente.
Para el doctor Magaña y su equipo, el objetivo no es solo alargar la vida, sino mejorarla. Los tratamientos apuntan a disminuir el deterioro físico, prevenir enfermedades ligadas al envejecimiento y mantener la autonomía y el bienestar de las personas mayores.
“No se trata de evitar la vejez, sino de enfrentarla mejor preparados. De vivir más, pero también con plenitud”, dice Magaña.
Este proyecto posiciona a México como un actor relevante en la investigación biomédica global, al abordar uno de los mayores retos del siglo XXI: el envejecimiento poblacional. De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud, para 2050 una de cada seis personas en el mundo tendrá más de 65 años, lo que exige soluciones urgentes y eficaces.